viernes, 30 de julio de 2010

DOMINGO 8 DE AGOSTO DEL 2010. Lc 12,32-48.

No temais (32): previene contra el miedo a la inseguridad; confianza en el Padre. Renunciando a la seguridad de la riqueza se experimenta la que da el tener a Dios por rey (riqueza en el cielo) (33); ésta es la bolsa que asegura el sustento (cf. 10,4). Importancia de esta decisión; de ella depende que la vida esté o no centrada en lo esencial. Quien confía en la riqueza está lejos de Dios (34).

Estimula el sentido de responsabilidad de los suyos recordándoles los monumentos de encuentro con él. El vocabulario y los usos culturales (37: siervos; 38: división de la noche en tres partes) muestra que la exhortación se dirige a los discípulos de procedencia judía (los Doce). Disposición ininterrumpida al servicio (35). La boda (36), el Reino definitivo: desde él Jesús viene a visitar a su comunidad. El encuentro se verifica en común en la eucaristía y, para cada uno es particular, en el momento de la persecución y de la muerte. En cada momento la comunidad tiene que estar preparada para recibir al Señor. No viene para juzgar, sino para servir a los suyos, que, a su vez, deberán servir a otros (22,26s) (37). Si para evitar un robo se está en vela, mucho más para el encuentro con el Señor (39). Nadie sabe el momento (40). Mantenerse despiertos, preparados (37.40), estar en actitud de servicio (cf. vv. 42s).

El Señor (tiempo pospascual) que viene del banquete de boda hace participar a la comunidad en ese banquete definitivo (la eucaristía), realizando la petición del Padrenuestro: "Nuestro pan de la mañana dánoslo cada dá" (11,3). Celebrar la eucaristía exige una vida dedicada a los demás; este compromiso se ratifica en el encuentro con el Señor. El encuentro final será con el Hombre (40) y coronará los encuentros que se han ido teniendo durante la vida.

Pedro distingue entre los discípulos/los Doce (nosotros, cf. 9,49) y el otro grupo de discípulos (los Setenta), esperando posiblemente que su grupo resulte privilegiado (41).

La respuesta de Jesús es genérica; la figura del administrador se aplica a todos y cada uno de los que lo siguen. Cada uno de los miembros de su comunidad, cualquiera que sea su procedencia, ha de estar al servicio de los otros y prestar ayuda para que sea su procedencia, ha de estar al servicio de los otros y prestar ayuda para que en la comunidad no falte nada (42); el que haga esto, como lo hace Jesús (cf. v.37), llega al nivel de su Señor (cf. 6,40). Autoritarismo, egoísmo (cf. 22,25s) (45s).

Es de notar la dureza del lenguaje de Jesús con el grupo de discípulos procedentes del judaísmo. A la falta de libertad interna que aún padecen por no haber renunciado a la ideolgía autoritaria judía, corresponde un lenguaje propio de esclavos (siervos, vapuleo; cf. 12,4: "mis amigos", modo de hablar espontáneo de Jesús). Responsabilidad según los dones recibidos (47s).

DOMINGO 1 DE AGOSTO DEL 2010. Lucas 12,13-21

Jesús se niega a ser árbitro en el litigio de herncia, expresión de codicia o apego al dinero (6,20). Aviso a la multitud (15) y parábola que lo ilustra (16-20). Falsa seguridad de la riqueza, incapaz de garantizar la continuidad de la vida. Atesorar para sí, lo contrario de la generosidad (11,33-36). Para Dios es rico quien se desprende de lo que tiene (21: cf. 12,33s).

lunes, 12 de julio de 2010

Domingo 25 de Julio del 2010; Lc 11,1-13

La oración. Dos modos de orar: Juan y Jesús.

C. La oración. 1-13. Nuevo escenario (en cierto lugar); nueva temática: la oración. Contexto diferente del de Mt 6,9-15. Dos maneras de orar (paralelo en 18,9-14). Los discípulos proponen a Jesús el modelo de Juan Bautista: no comprenden el cambio (cf. 5,33). Jesús les enseña a pedir por los dos intereses principales: por la difusión del reinado de Dios (objeto de la misión de la comunidad) (2) y por la comunidad misma (3s) (vse. Mt 6,9-10, teniendo en cuenta la mayor brevedad del texto de Lc). Cada día (3), realidad cotidiana del reinado de Dios en la comunidad.

Necesidad de la petición insistente y confianza en el resultado (paralelo en 18,1-8) (5-13). Según la parábola (5-8), la petición se hace a Dios como a un amigo. La constancia consigue su objetivo, pues la petición repetida va capacitando al hombre para recibir el don (9s). Incomparable amor del Padre. Don por excelencia: el Espíritu Santo (13), comunicación de vida divina que potencia al hombre.

Domingo 18 de julio de 2010; Lc 10,38-42

Los dos grupos de seguidores: Marta y María.

B. Los dos grupos de seguidores. 38-42. Camiba el escenario: "una aldea" (reducto cerrado); temática: la verdadera acogida del mensaje. Paralelo con la "aldea" samaritana de 9,52 (38: también él entró en una aldea). En la escena no aparecen los discípulos. La doble mención de el Señor (39.40) saca a esta perícopa del plano histórico para ponerla en el paradigmático, mirando a las comunidades del tiempo de Lc.

Dos hermanas, figura de los dos grupos de discípulos: Marta, de los que proceden del judaísmo/los Doce (9,1); María, de los Setenta (10,1). Marta, la comunidad judeocreyente, recibe a Jesús, pero sin aprende de él (38); María, la comunidad samaritana o no judía, queda en segundo plano, pero es la que da plena acogida. A los pies del Señor (39), alusión a la pecadora (7,38.44-46).

Marta quiere arrastrar a su hermana a su dispersa actividad sin mensaje, inútil (múltiples tareas = observancia legal); el deseo de Marta corresponde al expresado antes por Juan en nombre de los Doce; imponer un modo de seguimiento a los que no pertenecen a ese grupo (9,49s) (40). Preocupaciones que ahogan el mensaje (8m14) (41). Una sola cosa (42; cf. 12,31; 18,22); el reinado de Dios, nueva tierra prometida, es la mejor parte, en comparación con la antigua tierra (Sal 16,5s; 73,26; 119,57; 142,6), el reino de Israel al que aún aspiran los Doce.

Samaría, que por su idolatría había perdido su herencia en Israel, encuentra ahora su parte de la herencia en Jesús. El Israel mesiánico, que no escucha el mensaje, quiere conservar como herencia la antigua tierra prometida. Una temática paralela se encuentra en 18,15-17.

Domingo 11 de Julio de 2010; Lc 10,25-37

La ley y el prójimo: El buen samaritano.

Parte central del viaje (10,25-18,30). Lc dispone en forma de una gran estructura concéntrica (A-G: 10,25-13,30 // H (Centro); 13,31-35 // G´- A´: 13,36-18,30) una serie de materiales, propios o ajenos, donde Jesús instruye al grupo de discípulos y a las multitudes sobre el reinado de Dios y previene a los discípulos contra sus adversarios, los fariseos. El largo trayecto, sin señalar lugares determinados, es análogo al de Israel por el desierto (Dt 10,1-18,14).

A. La ley y el prójimo. 25-37. Jurista, de los que han frustrado el designio de Dios (7,30), un "sabio y entendido" (10,21), hostil a Jesús (ponerlo a prueba). Jesús habla solamente del reinado de Dios en la tierra, lo que exige un compromiso inmediato y concreto; el jurista quiere "espiritualizar" la problemática tratando de la vida futura. Su pregunta es la misma que hará a Jesús el hombre rico (18,18) (25). Contrapregunta de Jesús: cuál es la fórmula de la oración cotidiana (26) que todos saben de memoria (27). Amar (ser fiel) a Dios y al prójimo obtiene la vida para siempre (28; cf. Mt 22,34-40; Mc 12,28-34).

Ante la facilidad de la solución, no quiere quedar mal; dificultad: quién es el prójimo (29). Relato de Jesús: la religión judía (sacerdote, clérigo/levita) disocia el culto a Dios del amor al prójimo; el heterodoxo es sensible a la necesidad de lo desconocido y le presta ayuda sin escatimar (30-35).

Pregunta final de Jesús: no "quién era", sino quién se hizo prójimo (36); la relación no existe como cosa estática; hay que crearla por iniciativa propia, con cualquier hombre, sin distinción de raza o credo. El jursita no responde con una perífrasis, evitando pronunciar el nombre maldito "samaritano" (37). Haz tú lo mismo, respuesta de Jesús a la pregunta inicial del jurista ("Que tengo que hacer"), cf. vv.28.36.

viernes, 2 de julio de 2010

Domingo 4 de julio de 2010; Lc 10,1-12;17-20

Designación y misión.

Ante el fracaso de los Doce (9,40.51-56), Jesús se decide a crear otro grupo de mensajeros para que le preparen el camino (1: designó a otros setenta, mejor que 72), según el número de naciones paganas (cf. Hch 6,1ss; los Siete), seguidores de origen no judío. Samaría, la puerta hacia el paganismo (en Mt y Mc, Galilea).

Instrucciones más extensas que a los Doce (cf. 9,3-5). La humanidad está madura para el mensaje; la petición a Dios los identificará con el objetivo de la misión y les obtendrá el impulso necesario para ella (2). Inermes ante la sociedad hostil (2: ovejas, lobos). No preocuparse por el sustento (12,22ss); sandalias, propias de gente acomodada; los saludos eran prolijos: urgencia de la misión (4). Portadores de paz (5-7). Pueblo/ciudad, figura de ambientes de mentalidad abierta, a diferencia de "aldea" (cf. 9,6). No ser exigentes ni hacer distinciones entre los alimientos: integración en la cultura (8). Curar y proclamar (cf. 9,2) (9).

En caso de no aceptación, dejar constancia de la oportunidad que se rechaza; sacudirse el polvo, cf. 9,5 (10s). Precedencia de la casa (5-7) sobre el pueblo/ciudad (8-12): contacto personal. Excluirse voluntariamente del reino equivale a condenarse a la ruina; Sodoma, la ciudad maldita por excelencia (12).

Regreso.

Alegría de los enviados por el éxito de la misión (cf.9,10; no mencionada en el caso de los Doce). Expulsión de demonios (=ideologías fanáticas contrarias al mensaje); contraste con el fracaso de los Doce (9,37ss) (17).

La frase de Jesús contrasta con la anterior de Santiago y Juan (9,54): en vez de caer fuego del cielo (rayo) que destruya a los hombres, cae como un rayo Satanás, el enemigo del hombre y de Dios, personificación del poder que somete al hombre (4,5-7); el poder pierde su prestigio divino (caer del cielo) y cesa su dominio (18); paralelo con 10,15 (Cafarnaún).

Serpientes, etc. (19); las fuerzas del mal (cf. Sal 91,13; Dt 8,15) no podrán dañar a los que Jesús envía; no se trata de un daño físico; quiere decir que los enviados no cederán ante sus ataques. Motivo de la alegría: no tanto el éxito ocasional como el ser ciudadano del Reino (20).