sábado, 24 de abril de 2010

DOMINGO 9 DE MAYO DEL 2010. Jn 14, 23-29

La venida de Jesús no se hará con alarde de poder ni para vengarse de la injusticia cometida contra él (23). La transformación de la sociedad humana no se hace por la fuerza. Por eso, en respuesta a Judas, repite lo antes dicho (21). Su mensaje es el del amor al hombre y se despliega en sus mandamientos. Su manifestación no es como la que ellos esperan. La respuesta a la práctica del amor es la presencia suya y del Padre. El Padre y Jesús, que son uno, establecerán su morada en el discípulo. En el antiguo éxodo, la presencia de Dios en medio del pueblo se localizaba en la tienda del Encuentro. En el nuevo, cada uno será morada de Dios.
El mensaje de Jesús es el del Padre (24). Muestra a los oprimidos el medio de salir de la opresión, invita a un éxodo fuera de un sistema injusto (10,2-4), abre los ojos para que el hombre conozca su dignidad según el designio de Dios (9,1ss) y hace caminar a los paralizados por las ideologías opresoras (5,3ss); es el amor manifestado en el compartir, que da a los hombres su independencia y los libera de la explotación (6,5ss). Practicarlo significa tener el Espíritu de Jesús.
La frase mientras vivo con vosotros (25-26) hace recordar la marcha de Jesús y anuncia su despedida. Ellos tendrán que ir comprendiendo y profundizando lo que les ha dicho, pero ayudados por el Espíritu. Es el Espíritu profético, que transmite a la comunidad mensajes del Señor Jesús, hecho presente por su Espíritu, es el maestro de la comunidad.
El Espíritu es el amor y lealtad, la gloria (1,14 y 32; 1,17 y 7,39). En cuanto el amor se formula para proclamarlo, se le llama “mensaje”; en cuanto es fuerza de vida, “Espíritu”; en cuanto es norma de conducta “mandamiento”; en cuanto se hace visible y hace presente a Dios, se le llama “gloria”. Jesús está presente con su Espíritu (fuerza y actividad del amor).

Desear la paz (27) era el saludo ordinario al llegar y al despedirse. La despedida y el saludo de Jesús no son, como los ordinarios, triviales. Tampoco se despide como todos, pues, aunque se va, no va a estar ausente (28). Ir al Padre, aunque sea a través de la muerte, no es una tragedia, puesto que su muerte va a ser la manifestación suprema del amor del Padre (12,27s). El Padre es más que Jesús, porque en él Jesús tiene su origen (1,32; 3,13.31; 6,61), el Padre lo ha consagrado y enviado (10,36) y todo lo que tiene procede del Padre (3,35; 5,26s; 17,7).
Había predicho la traición que lo llevaría a la muerte (13,19); ahora predice los efectos de ésta: el triunfo de la vida (29).

No hay comentarios:

Publicar un comentario