viernes, 1 de abril de 2011

Domingo 17 de abril del 2011. Mt 27,11-54

[11]Jesús compareció ante el gobernador, el cual lo interrogó: ---¿Eres tú el rey de los judíos? Contestó Jesús: ---Tú lo has dicho.[12]Pero, cuando lo acusaban los sumos sacerdotes y los senadores no respondía nada.[13]Entonces le dijo Pilato: ---¿No oyes de cuántas cosas te acusan?[14]

Pero no respondió una palabra, con gran admiración del gobernador.[15]Por la Pascua acostumbraba el gobernador soltar a un prisionero, el que la gente quisiera.[16]Tenía entonces un preso famoso llamado [Jesús] Barrabás.[17]Cuando estaban reunidos, les preguntó Pilato: ---¿A quién queréis que os suelte? ¿A [Jesús] Barrabás o a Jesús, llamado el Mesías?[18]Pues le constaba que lo habían entregado por envidia.[19]Estando él sentado en el tribunal, su mujer le envió un recado: ---No te metas con ese inocente, que esta noche en sueños he sufrido mucho por su causa.[20]Entre tanto los sumos sacerdotes y los senadores persuadieron a la multitud para que pidieran la libertad de Barrabás y la condena de Jesús.[21]El gobernador tomó la palabra: ---¿A quién de los dos queréis que os suelte? Contestaron: ---A Barrabás.[22]Respondió Pilato: ---¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías? Contestaron todos: ---Crucifícalo.[23]Él les dijo: ---Pero, ¿qué mal ha hecho? Sin embargo ellos seguían gritando: ---Crucifícalo.[24]Viendo Pilato que no conseguía nada, al contrario, que se estaban amotinando, pidió agua y se lavó las manos ante la gente diciendo: ---No soy responsable de la muerte de este inocente. Allá vosotros.[25]El pueblo respondió: ---Nosotros y nuestros hijos cargamos con su muerte.[26]

Entonces les soltó a Barrabás, y a Jesús lo hizo azotar y lo entregó para que lo crucificaran.[27]Entonces los soldados del gobernador condujeron a Jesús al pretorio y reunieron en torno a él a toda la cohorte.[28]Lo desnudaron, lo envolvieron en un manto escarlata,[29]trenzaron una corona de espinos y se la pusieron en la cabeza, y una caña en su mano diestra. Después, burlándose, se arrodillaban ante él y decían: ---¡Salve, rey de los judíos![30]Le escupían, le quitaban la caña y le pegaban con ella en la cabeza.[31]Terminada la burla, le quitaron el manto y le pusieron sus vestidos. Después lo sacaron para crucificarlo.[32]

A la salida encontraron un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a cargar con la cruz.[33]Llegaron a un lugar llamado Gólgota, es decir, Lugar de la Calavera,[34]y le dieron a beber vino mezclado con hiel. Él lo probó, pero no quiso beberlo.[35]Después de crucificarlo, se repartieron a suertes sus vestidos[36]y se sentaron allí custodiándolo.[37]Encima de la cabeza pusieron un letrero con la causa de la condena: Éste es Jesús, rey de los judíos.[38]Con él estaban crucificados dos asaltantes, uno a la derecha y otro a la izquierda.[39]Los que pasaban lo insultaban moviendo la cabeza[40]y diciendo: ---El que derriba el templo y lo reconstruye en tres días que se salve; si es Hijo de Dios, que baje de la cruz.[41]A su vez, los sumos sacerdotes con los letrados y senadores se burlaban diciendo:[42]---Salvó a otros, y no puede salvarse a sí mismo. Si es rey de Israel, que baje ahora de la cruz y creeremos en él.[43]Se ha fiado en Dios: que lo libre ahora si es que lo ama. Pues ha dicho que es Hijo de Dios.[44]

También los asaltantes crucificados con él lo insultaban.[45]A partir de mediodía se oscureció todo el territorio hasta media tarde.[46]A media tarde Jesús gritó con voz potente: ---Elí, Elí, lema sabactani, o sea: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?[47]Algunos de los presentes, al oírlo, comentaban: ---A Elías llama éste.[48]Enseguida uno de ellos corrió, tomó una esponja empapada en vinagre y con una caña le dio a beber.[49]Los demás dijeron: ---Espera, a ver si viene Elías a salvarlo.[50]Jesús, lanzando un nuevo grito, expiró.[51]El velo del templo se rasgó en dos de arriba abajo, la tierra tembló, las piedras se partieron,[52]los sepulcros se abrieron y muchos cadáveres de santos resucitaron.[53]Y, cuando él resucitó, salieron de los sepulcros y se aparecieron a muchos en la Ciudad Santa.[54]Al ver el terremoto y lo que sucedía, el centurión y la tropa que custodiaban a Jesús decían muy espantados: ---Realmente éste era Hijo de Dios.


EXPLICACIÓN.

1- 2. La sesión de la mañana ratifica la sentencia. Para ejecutarla, lo llevan a Pilato.

3 - 10. Remordimiento de Judas. Treinta monedas de plata (26,14-16). La retractación del delator debía poner en cuestión el juicio celebrado antes. Los dirigentes no hacen caso (4), van a llevar adelante el proceso de Jesús. Judas ha sido sólo un instrumento. Su gesto es una denuncia. Ejecuta en sí mismo la sentencia (5; cf. 2 Sm. 17,23). Los sumos sacerdotes, minuciosos observantes de la Ley (Dt 23,18). El texto citado es de Zac 11,13. Mt lo atribuye a Jeremías (cf. Jn 18,2s; 32,7-9) para ponerlo en paralelo con 2,18: Judas, que representa el pueblo infiel a Dios y al Mesías, corresponde a los hijos de Raquel cuya muerte provoca el amargo lamento.

11 - 14. El gobernador está al tanto de la acusación, distinta de la de blasfemia propuesta en el tribunal judío (26,65). El rey de los judíos, cf. 2,2. El silencio de Jesús domina la escena. Expresa su ruptura con la institución judía y la aceptación de su muerte.

15 - 26. Propuesta de Pilato para poner en libertad a Jesús (16-18). Contraste entre los nombres (17). Los dirigentes judíos ven en Jesús un rival (18). Ante la traición de Israel, Dios habla al paganismo (19). Las multitudes, que nunca habían dado plena adhesión a Jesús, manipuladas por los dirigentes (cf. 12,43-45); arrastradas por ellos, van a ser cómplices en el asesinato del Mesías (21,39) y van a perder el reinado de Dios (21,43). Se ponen del lado de sus opresores; renuncian a toda la esperanza de liberación (20-23). El juez cede a la presión y comete la injusticia. El pueblo asume la responsabilidad de la muerte de Jesús (cf. Lv 20,9; Jos 2,19) (24-26).

27 - 32. Los soldados ridiculizan en Jesús la esperanza mesiánica de Israel. De hecho, éste ha rechazado al Mesías liberador: no le queda más que la esclavitud (27-31). Mientras Simón Pedro ha renegado de Jesús (26,69-75), Simón Cirineo carga con su cruz (32), según las condiciones del seguimiento (16,24). Cada uno de ellos corresponde a uno de los casos expuestos en 7,24-27.

33 - 44. Lugar de la ejecución (33). El vino con hiel, otra muerte de odio (cf. Sal 69,21s). Reparto de la ropa (Sal 69,21s). Reparto de la ropa (Sal 22,19). El letrero reproduce la acusación formulada por Pilato (27,11). La frase está construida en paralelo con la del bautismo y la transfiguración: Éste es mi Hijo (3,17; 17,5): el rey-Mesías designado por Dios. No el Mesías triunfador y guerrero, sino el Hombre que da su vida para liberar a todos los hombres (20,28). Bandidos (38) apelativo de los nacionalistas fanáticos. Los ultrajes (39-44): Primer grupo, la gente del pueblo (39-40) repite la acusación formulada en el juicio ante Caifás (26,61): Jesús, un peligro para la institución. La prueba de ser Hijo de Dios (cf. 4,3.6) sería librarse de la muerte; no conciben que Jesús dé su vida voluntariamente. Segundo grupo, los dirigentes (41-43). También ellos le echan en cara su impotencia; para ellos, la razón se muestra con la fuerza. Le piden el milagro (12,38). Con palabras del Salmo 22 se burlan de su confianza en Dios. Ellos han vencido, luego Dios está con ellos; descrédito del verdadero Dios (cf. 26,38). Tercer grupo, los compañeros de suplicio (44). Nadie comprende el sentido de su muerte, ven en ella la derrota.

45 - 56. Las tres horas de tinieblas (45) recuerdan los tres días de tinieblas sobre la tierra de Egipto (Éx 10,21s): éxodo liberador para la humanidad entera; al mismo tiempo, juicio de Dios, (cf. Am 8,9s; Jr 15,8s). La tiniebla anuncia la llegada del Hombre (26,64; cf. 24,29) (45). El grito de Jesús continúa la angustia de Getsemaní (26,38), por la ineficacia de su muerte para Israel (46). Interpretación equivocada o irónica del grito de Jesús (47-49). Ven en él la confesión de su fracaso y el deseo de ser liberado de la muerte. El odio de Israel lo acompaña hasta el último momento (vinagre, Sal 69,22). El grito (voz) estentóreo (50) al exhalar el Espíritu es de victoria, anuncia la efusión del Espíritu, del que había sido portador (59). La teofanía: la cortina del santuario es la misma humanidad de Jesús (nuevo santuario, cf. 26,51): la divinidad se manifiesta en Jesús. De arriba abajo, en la cruz se revelan como una sola cosa el Padre del cielo (arriba) y Jesús, el Dios con nosotros (abajo, cf. 1,23) Debilidad (muerte en cruz) y fuera (el Espíritu). El papel de los templos ha terminado. El temblor de tierra es consecuencia de la teofanía (cf. Éx 19,18; Sal 96,9.13s; 97,4). Con la efusión del Espíritu comienza el reinado de Dios (Sal 96,13s). Las rocas se rajaron:a partir de la muerte de Jesús no existe para los hombres más fundamento sólido para construirse que Jesús mismo y su palabra (7,24). La resurrección de muchos santos (Dn 12,2) (52) indica la llegada de los tiempos mesiánicos; no son personajes del AT (cf. 13,17), sino santificados por el Espíritu, que han recibido por seguir a Jesús. La ciudad santa no se refiere ya a Jerusalén (4,5), ciudad asesina (23,37-39), sino a la consagrada por el Espíritu, la comunidad cristiana (cf. 5,14), que adquiere la certeza de su propia resurrección (16,18).

El centurion y los soldados (54): el paganismo. Terror (cf. 17,6). La cruz es la revelación de Dios a los paganos. Las mujeres (55-56), desde lejos, como Pedro, seguían a Jesús (26,58): desconcierto y duda. La madre de los Zebedeos, que manifestó la ambición de gloria y poder (20,20s), no estará presente en la sepultura ni será testigo de la resurrección (27,61; 28,1).

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