viernes, 1 de abril de 2011

Domingo 3 de abril del 2011. Jn 9,1-41.

CUARTA SECCIÓN: EN JERUSALÉN.
LA LUZ QUE LIBERA DE LA TINIEBLA.
(9,1-10,21)
Curación del ciego. (9,1-12)
9, 1.Al pasar vio Jesús un hombre ciego de nacimiento.
2. Le preguntaron sus discípulos:
-Maestro, ¿quién había pecado, él o sus padres, para que naciera ciego?
3. Contestó Jesús:
-Ni había pecado él ni tampoco sus padres, pero así se manifestarán en él las obras de Dios.
4. Mientras es de día, nosotros tenemos que trabajar realizando las obras del que me envió. Se acerca la noche, cuando nadie puede trabajar.
5. Mientras esté en el mundo, soy la luz del mundo.
6. Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, le untó su barro en los ojos
7. y le dijo:
-Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa “Enviado”).
Fue, se lavó y volvió con vista.
8. Los vecinos y los que antes solían verlo, porque era mendigo, preguntaban:
-¿No es éste el que estaba sentado y mendigaba?
9. Unos decían:
-El mismo.
Otros, en cambio:
-No, pero se le parece.
Él afirmaba:
-Soy yo.
10. Le preguntaron entonces:
-¿Cómo se te han abierto los ojos?
11. Contestó él:
-Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo: “Ve a Siloé y lávate”. Fui entonces, y al lavarme empecé a ver.
12. Le preguntaron:
-¿Dónde está él?
Respondió:
-No sé.

EXPLICACIÓN.
1-12. Jesús explica su declaración anterior: Yo soy la luz del mundo (8,12), dando vista a un ciego de nacimiento. El ciego, que no conoce la luz (1,4), es figura de los que nunca han podido saber lo que puede y debe ser el hombre. En paralelo con los enfermos de la piscina (5,3), representa a un sector del pueblo oprimido.
Fuera del templo (1: Al pasar). Pregunta de los discípulos (2): en el judaísmo se pensaba que la desgracia era efecto del pecado, que Dios castigaba en proporción a la gravedad de la culpa; los defectos corporales congénitos se atribuían a las faltas de los padres. Jesús rechaza esa concepción (3). Sentido simbólico de la ceguera (cf. 9,40s; Is 6,9s): este hombre representa a los que desde siempre (ni él ni sus padres) han vivido sometidos a tal opresión, que nunca han siquiera vislumbrado lo que significa ser hombre ni, por tanto, lo han deseado. Son otros los culpables de su ceguera. No es un castigo ni Dios es indiferente ante el mal (se manifestarán en él las obras de Dios).
Los discípulos han de asociarse a la actividad de Jesús (tenemos que trabajar), librando al hombre de su impotencia y dándole capacidad de acción. Las situaciones de injusticia son una llamada a colaborar con la acción de Dios. Urgencia (4: mientras es de día): aprovechar la oportunidad. Luz del mundo (cf. 8,12): misión liberadora (Is 42,6ss; 49,6ss).
Jesús pasa a la acción (6). Va a ponerle ante los ojos el proyecto de Dios sobre el hombre. La decisión de obtener la vista quedará en sus manos. El barro alude a la creación del hombre (Gn 2,7; Job 10,9; Is 64,7); se pensaba que la saliva transmitía la propia fuerza o energía vital; Jesús crea el hombre nuevo; compuesto de tierra/carne y saliva/Espíritu de Jesús; le untó su barro en los ojos, le pone ante los ojos su propia humanidad, la del Hombre-Dios, proyecto divino realizado; untar/ungir, en relación con Mesías (Ungido); lo invita a ser hombre acabado, ungido e hijo de Dios por el Espíritu.
Toca al ciego aceptar la luz y optar libremente por ella (7). Segunda piscina, ésta fuera de la ciudad (5,2: dentro de la ciudad), la del agua mansa (cf. Is 8,6s; cf. Jn 5,7: agitación del agua). El ciego ha alcanzado su integridad humana (volvió con vista); ha visto la luz, no a través de una enseñanza, sino gracias a su opción. Ha percibido lo que es el Hombre; la vista adquirida le permitirá distinguir los verdaderos valores de los falsos. Dar vista a los ciegos, símbolo de la liberación de la opresión (Is 29,18ss; 35,5.10; 42,6s).
Perplejidad en la gente (8). Era un mendigo: inmóvil (sentado), impotente, dependiente de los demás. Jesús le ha dado la movilidad y la independencia. La duda sobre la identidad del ciego refleja la novedad que produce el Espíritu; siendo el mismo, es otro (9). Soy yo, palabras que usa Jesús para identificarse él mismo (4,25s; 6,20; 8,24.28.58): nueva identidad del hombre acabado por el Espíritu. Interés por el hecho (10). Se repite el relato de la curación, mostrando su importancia (11); un hombre como él (cf. 9.1). Interés por la persona de Jesús (12): se ha suscitado una esperanza.
SÍNTESIS.
Hay hombres que, sometidos desde siempre a la opresión, no saben siquiera lo que significa la verdadera condición humana. Es misión de Jesús y de los suyos mostrar al hombre la posibilidad de vida plena, más que con palabras, con la realidad que viven y con gestos que realicen la salvación. Es un ofrecimiento gratuito que ha de ser aceptado libremente.

Verificación del hecho e interpretación de los dirigentes.
(9, 13-34)
9, 13. Llevaron a los fariseos al que había sido ciego.
14. El día en que Jesús hizo el barro y le abrió los ojos era día de precepto.
15. Los fariseos, a su vez, le preguntaron también cómo había llegado a ver. Él les respondió:
-Me puso barro en los ojos, me lavé y veo.
16. Algunos de los fariseos comentaban:
-Ese hombre no viene de parte de Dios, porque no guarda el precepto.
Otros, en cambio, decían:
-¿Cómo puede un hombre, siendo pecador, realizar semejantes señales?
Y estaban divididos.
17. Le preguntaron otra vez al ciego:
-A ti te ha abierto los ojos, ¿qué piensas tú de él?
Él respondió:
-Es un profeta.
18. Los dirigentes judíos no creyeron que aquél había sido ciego y había llegado a ver hasta que no llamaron a los padres del que había conseguido la vista
19. y les preguntaron:
-¿Es éste vuestro hijo, el que vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?
20. Respondieron sus padres.
-Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego.
21. Ahora bien, cómo es que ve ahora, no lo sabemos, y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, ya es mayor de edad; él dará razón de sí mismo.
22. Sus padres respondieron así por miedo a los dirigentes judíos, porque los dirigentes tenían ya convenido que fuera excluido de la sinagoga quien lo reconociese por Mesías.
23. Por eso dijeron sus padres: “Ya es mayor de edad, preguntadle a él”.
24. Llamaron entonces por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron:
-Reconócelo tú ante Dios. A nosotros nos consta que ese hombre es un pecador.
25. Replicó entonces él:
-Si es pecador o no, no lo sé; una cosa sé, que yo era ciego y ahora veo.
26. Insistieron:
-¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?
27. Les replicó:
-Ya os lo he dicho y no me habéis hecho caso. ¿Para qué queréis oírlo otra vez? ¿Es que queréis haceros discípulos suyos también vosotros?
28. Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron:
-Discípulo de ése lo serás tú, nosotros somos discípulos de Moisés.
29. A nosotros nos consta que a Moisés le habló Dios; ése, en cambio, no sabemos de dónde procede.
30. Les replicó el hombre:
-Pues eso es lo raro, que vosotros no sepáis de dónde procede cuando me ha abierto los ojos.
31. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino que al que lo respeta y realiza su designio a ése lo escucha.
32. Jamás se ha oído decir que nadie haya abierto los ojos a uno que nació ciego;
33. si éste no viniera de parte de Dios, no podría hacer nada.
34. Le replicaron:
-Empecatado naciste tú de arriba abajo, ¡y vas tú a darnos lecciones a nosotros!
Y lo echaron fuera.

EXPLICACIÓN.
13-34. Los fariseos, enemigos de Jesús (7,47; 8,13) (13). Para Jesús no cuentan los preceptos de la Ley (14). Interrogatorio (15): a los fariseos no les interesa el hecho ni se alegran por él, quieren saber el cómo, para ver si ha habido infracción de la Ley. División de opiniones (16): un grupo toma como criterio de juicio la observación de la Ley (no guarda el precepto); otro parte de los hechos y descubre en ellos el poder de Dios (señales). Opinión del hombre (es un profeta) (17): no ha descubierto toda la realidad de Jesús, pero afirma que su actividad es de Dios (cf. 4,19).
Ahora los dirigentes, que incluyen a los fariseos (18). Ante el insoluble problema se refugian en la incredulidad. No quieren ver el hecho, que derriba los fundamentos de su sistema teológico. Doble pregunta a los padres (19): si su hijo nació ciego y, en caso afirmativo, cómo ha recobrado la vista; oculta esperanza de que el hecho sea falso. Los padres afirman el hecho que saben (20); los padres tienen miedo, el hijo no va a tenerlo (21); mayor de edad (21.23), capaz de hablar con libertad: la madurez dada por el Espíritu (cf. 6,10: “hombres adultos”). Presión de los dirigentes sobre el pueblo para evitar la adhesión a Jesús (22-23).
Ante la imposibilidad de negar el hecho, recurren a su autoridad doctrinal (24) y definen que la acción de Jesús es contraria a Dios (pecador). Quieren evitar el testimonio del hombre a favor de Jesús, que desprestigiaría a su institución. Intentan que reniegue de Jesús, pero él, con la nueva vida que experimenta, se niega a someterse. El hombre no se mete en cuestiones teológicas; opone el hecho a la teoría (25). Intranquilidad de los dirigentes (26). Réplica (cf. Is 42,8: “Sordos, escuchad y oíd”). Pregunta irónica (¿queréis haceros discípulos suyos?).
La violenta reacción (28) muestra que la pregunta ha tocado en lo vivo. Están intentando rechazar la evidencia. Se refugian en el pasado (Moisés); optan por la Ley sin amor y en contra del amor fiel (1,17). No quieren leer directamente la realidad, donde se manifiesta el amor de Dios; la miran a través de una ideología rígida que la deforma. Quieren denigrar la persona de Jesús (no sabemos de dónde procede) (29). Los que exaltan la liberación antigua (Moisés) se oponen a la nueva. El hombre ridiculiza el argumento de los dirigentes (30-33). Su dicho es irrebatible; los dirigentes, acorralados, pasan al insulto (cf. 7,52) (34); soberbia (a nosotros). El hombre debería cegarse de nuevo para darles la razón. Sigue la violencia (y lo echaron fuera); el hombre que ha tenido la experiencia de vida es un obstáculo para su dominio.
SÍNTESIS
Los representantes del poder religioso-político se encuentran desconcertados ante la obra de Jesús, que echa abajo su teología. Reacción típica: después del impacto inicial, quieren neutralizar el hecho. Pretenden negar su existencia; al no poder hacerlo, recurren a su autoridad doctrinal para definir que lo que el hombre experimenta como bien y como vida es contrario a lo que Dios quiere. Aferrados a su ideología niegan la evidencia e invierten los valores, llamando al bien mal y al mal bien. Detrás de la ideología está su situación de privilegio, que defienden a toda costa. Al fracasar la coacción moral, recurren a la violencia, que muestra su irracionalidad y su mala voluntad.

Encuentro de Jesús con el hombre.
(9, 35-38)
9, 35. Se enteró Jesús de que lo habían echado fuera, fue a buscarlo y le dijo:
-¿Das tu adhesión al Hombre?
36. Contestó él:
-Y ¿quién es, Señor, para dársela?
37. Le contestó Jesús:
-Ya lo has visto; el que habla contigo, ése es.
38. Él declaró:
-Te doy mi adhesión, Señor.
Y se postró ante él.

EXPLICACIÓN.
35-38. Jesús no abandona al que ha sido fiel a la nueva visión de sí mismo y del mundo (35). Con su pregunta va a acabar la labor de iluminación que había comenzado. El Hombre se identifica con el modelo de hombre que Jesús le puso ante los ojos con su barro (9,6), la imagen de su misma persona, que descubría al ciego una nueva condición humana que antes desconocía. Jesús le pregunta si mantiene su adhesión al ideal que ha visto. El hombre no sabía que ese ideal estuviera realizado (36) y desea identificar al que lo realiza. Jesús se revela a él (37). Adhesión personal (38), se postra: expulsado de la institución judía, encuentra en Jesús el nuevo santuario (2,19-21), donde brilla la gloria/amor del Padre; es un adorador de los que el Padre busca (4,23).

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