sábado, 4 de septiembre de 2010

DOMINGO 19 DE SEPTIEMBRE DEL 2010; Lc 16,1-13.

Segunda secuencia: 1-13. Dirigida a los discípulos. La parábola es clara si se tienen en cuenta los usos de la época. La reducción de la cifra en el recibo no significa fraude al dueño, sino renuncia a la propia comisión. Por eso el dueño elogia al administrador (8); lo injusto, el dinero mismo.

Aplicación de la parábola a los discípulos (9), cf. 12,33; 14,33. Lo de nada (19), el dinero; no sólo es trivial e irreal, no es además cosa propia del hombre (12: lo ajeno). Lo propio del hombre es el Espíritu, don del Padre (11,13); para recibirlo se requiere el desprendimiento (11,33-36). El Espíritu lleva al don de sí mismo; quien no está avezado a dar (12,33) no podrá responder a él (11s).

Colofón: el amor al dinero, una idolatría. Hay que optar entre los dos señores: no hay término medio (13).

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