miércoles, 1 de junio de 2011

MARTES 7 DE JUNIO DEL 2011. Jn 17,1-11.

1. Así habló Jesús y, levantando los ojos al cielo, dijo:
- Padre, ha llegado la hora; manifiesta la gloria de tu Hijo, para que el Hijo manifieste la tuya:
2. ya que le has dado esa capacidad para con todo hombre, que les dé a ellos vida definitiva, a todo lo que le has entregado;
3. y ésta es la vida definitiva, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, conociendo a tu enviado, Jesús Mesías.
4. Yo he manifestado tu gloria en la tierra dando remate a la obra que me encargaste realizar;
5. ahora, Padre, manifiesta tú mi gloria a tu lado, la gloria que tenía antes que el mundo existiera en tu presencia.
6. He manifestado tu persona a los hombres que me entregaste sacándolos del mundo; tuyos eran, a mí me los entregaste y vienen cumpliendo tu mensaje.
7. Ahora ya conocen que todo lo que me has dado procede de ti;
8. porque las exigencias que tú me entregaste se las he entregado a ellos y ellos las han aceptado, y así han conocido de veras que de ti procedo y han creído que tú me enviaste.
9. Yo te ruego por ellos; no te ruego por el mundo, sino por los que me has entregado, porque son tuyos
10. (como todo lo mío es tuyo, también lo tuyo es mío); en ellos dejo manifiesta mi gloria
11. y no voy a estar más en el mundo; mientras ellos van a estar en el mundo, yo me voy contigo.
Padre santo, guárdalos unidos a tu persona – eso que me has entregado -, para que sean uno como lo somos nosotros.

EXPLICACIÓN.

Padre (1) es el apelativo de Dios que muestra la relación que el que lo pronuncia tiene con él, y caracteriza a Dios como el que por amor comunica su propia vida. Ha llegado la hora anunciada en Caná (2,4) y que había provocado la crisis de Jesús (12,27). Sabe que ella significa su victoria (16,33). Vuelve a pedir al Padre que se realice el acontecimiento salvador, la manifestación de su gloria/amor (12,27): manifestando su amor, quiere dar a conocer el Padre a los hombres. El Padre manifestará su gloria dando vida/Espíritu por medio de Jesús.
De Jesús depende la realización de la obra creadora de Dios. Él tiene la capacidad de hacer que el hombre nazca de Dios (1,13), dándole así vida definitiva y la capacidad de hacerse hijo (1,12). Lo que le has entregado (6,37.39; 10,29), expresión neutra, en relación con el que sean uno (22). El Padre ha entregado a Jesús el grupo de los que responden a la llamada de la vida; son los que escuchan y aprenden del Padre (6,45).
El conocimiento del Padre solamente se obtiene conociendo a Jesús Mesías (3). Pero este conocimiento es relacional, no meramente intelectual. Sólo puede conocer a Dios como Padre quien respecto a él es hijo; la vida definitiva implica, pues, ser hijo del Padre. Sólo puede conocer a Jesús como Mesías el que experimenta la liberación y salvación que él trae (14,20). Una y otra experiencia se identifica con la del Espíritu. El Padre es el único Dios verdadero; el dios que establece con el hombre una relación señor-siervo es falso.
Jesús da remate a la obra del Padre (4) en primer lugar en sí mismo (19,30) y, por la comunicación del Espíritu/vida definitiva (19,30.34; 20,22), en los que le han dado su adhesión.
Pide que su muerte manifieste el amor solidario del Padre y suyo al hombre (5), que sea la prueba indiscutible de que su propia obra y amor son los del Padre. A tu lado indica el carácter definitivo de esta manifestación; la acogida del Padre será el final del itinerario de Jesús (13,3; 16,10) y manifestará permanentemente la gloria del Hijo. Jesús realiza el proyecto divino sobre el hombre. Este proyecto, anterior a la creación, era el Hombre-Dios (1,1), lleno de la gloria del Padre (1,14), el Hijo único, Dios (1,18). Pide ahora al Padre que el proyecto llegue a su realización perfecta con la demostración plena de su capacidad de amar y de comunicar vida.
II. Oración de Jesús por la comunidad presente (6-19). Presupone la fe y la praxis de la comunidad por obra de la actividad de Jesús (6-8). Jesús es la manifestación del Padre (6); lo que la comunidad contempla en él es la gloria del Padre que lo llena (1,14) y que es su propia gloria (2,11). El Padre, actuando a través de Jesús, se manifestará a los hombres (9,3). Ver a Jesús es ver al Padre (12,45; 14,9). La llamada del Padre hace romper con el mundo, el sistema de injusticia y muerte, y asociarse al éxodo de Jesús (8,12). Los discípulos van cumpliendo el mensaje del Padre, que es el de Jesús (14,24).
El punto central de 7-8 es las exigencias… las han aceptado. Hay una decisión de la voluntad que precede al conocimiento y es condición para él. Repite Jesús un principio enunciado dos veces en el templo (7,17; 8,31). No hay conocimiento sin previa decisión de la voluntad; no se sale de la duda sin comprometerse con el bien del hombre. El pasaje está también en relación con 3,33s: al aceptar las exigencias y llevarlas a la práctica, los discípulos experimentan la acción del Espíritu en ellos; esto los convence de la misión divina de Jesús y de que lo que tiene procede del Padre. La certeza de la fe no se basa, por tanto, en un testimonio externo, sino en la experiencia de vida (el Espíritu) que comunica la práctica del mensaje de Jesús, creando la comunión con él. Esta fe descubre el origen divino de su persona y misión (que de ti procedo… que tú me enviaste).
Considera Jesús la circunstancia en que pronuncia esta oración por los suyos; es la de su marcha con el Padre (9-11a). En las necesidades concretas, la comunidad pide en unión con Jesús (16,16). Ahora, sin embargo (9), el ruego de Jesús no se refiere a necesidades particulares, sino al futuro de su comunidad en medio del mundo. Esta oración precede a la existencia de su comunidad y la funda.
Jesús no ruega por el mundo, el orden injusto. Respecto a él, sólo puede pedirse que se destruya y desaparezca. Subraya Jesús su incompatibilidad con el sistema de opresión y de muerte. Los discípulos son del Padre y de Jesús (10); son miembros de la misma familia, viven en el hogar del Padre (14,2s). El distintivo del grupo cristiano es que en él brilla la gloria/amor de Jesús (13,35); perpetúa así su presencia entre los hombres. El grupo va a quedar en medio del mundo, ambiente hostil y seductor al mismo tiempo, sin el soporte de su presencia física (11).

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