viernes, 29 de octubre de 2010

DOMINGO 21 DE NOVIEMBRE DEL 2010, Lc 23,35-43.

[35]El pueblo estaba mirando y los jefes se burlaban de él diciendo: ---Ha salvado a otros, que se salve a sí mismo, si es el Mesías, el predilecto de Dios.[36]También los soldados se burlaban de él. Se acercaban a ofrecerle vinagre[37]y le decían: ---Si eres el rey de los judíos, sálvate.[38]Encima de él había una inscripción que decía: Éste es el rey de los judíos.[39]Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo: ---¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti y a nosotros.[40]Pero el otro lo reprendió diciendo: ---¿No tienes temor de Dios, tú, que sufres la misma pena?[41]Lo nuestro es justo, recibimos la paga de nuestros delitos; éste, en cambio, no ha cometido ningún crimen.[42]Y añadió: ---Jesús, cuando llegues a tu reino acuérdate de mí.[43]Jesús le contestó: ---Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.

EXPLICACIÓN.

Tres reacciones negativas: a) el pueblo (diverso de la "muchedumbre del pueblo" de v.27), Israel, curiosidad burlona, como los mirones de 14,29. b) Los jefes, a su vez, ironizan (cf. 4,23: "Médico, cúrate tú"); no pueden concebir a un Mesías que muera ni a un Elegido (Is 42,1) al que Dios abandone (35): mantienen la idea del mesianismo triunfal. c) También lo soldados se burlan (36): los ejecutores de la violencia del poder romano no pueden comprender a un rey que no hace nada por defenderse (37); el vinagre, símbolo de odio (Sal 69,22). También el letrero indica la irrisión (38: éste, colocado en el texto griego al final de la frase, despectivo).

Reacción de los malhechores: Uno sigue el ejemplo de los dirigentes y los soldados: la impotencia de Jesús para salvarlos de la muerte muestra la falsedad de su pretensión mesiánica (39); en todas las burlas, la idea de salvación es la de escapar de la muerte física (cf. 9,24). El otro increpa a su compañero: aunque el suplicio sea el mismo, no va a serlo la setencia divina que se aproxima (40). Se confiesa culpable y reconoce a Jesús inocente (41). La respuesta de Jesús sobrepasa toda su esperanza (42s): no un día indeterminado, sino hoy (cf. 2,11; 4,21; 5,26; 19,5.9); no sólo se acordará de él, sino que participará de su reino. El paraíso: el mundo futuro no está relegado al final de la historia; se inaugura con la muerte de Jesús.

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