domingo, 7 de febrero de 2010

10 DE ENERO DEL 2010 Lc 3,15-16.21-22

Según Juan, un juicio distinguirá entre los que se enmienden y los que sigan practicando la injusticia (9). La enmienda es de índole ética y social; no consiste en observar la Ley, sino en compartir lo que se tiene.
A los impuros, marginados, Juan los acoge; no les pide que dejen su profesión, a pesar del estigma que llevaba encima, sino que dejen de explotar al pueblo. A los paganos les pide que eviten la injusticia.
Hay una pregunta popular sobre el papel de Juan (15). El pueblo, término técnico en Lc para designar a Israel, comprende la multitud y los recaudadores. El bautismo de agua no es el definitivo (16). Desatar la correa (Mc 1,7): se anuncia el tema del Esposo, la nueva alianza. Doble efecto del bautismo del Mesías: bautismo/juicio. Para los que se arrepienten, infusión de vida divina (espíritu); para los que no, castigo, destrucción total (fuego inextinguible, Is 66,24).
Se pensaba que el Mesías había de castigar a los enemigos de Israel (17); para Juan, Dios no distingue entre judíos y paganos: de todos exige solidaridad; su falta será motivo de castigo. Pero Jesús no se presentará como juez (7,18-20).
La actividad de Juan, buena noticia para Israel (18), interrumpida por la intervención de Herodes (19). Enfrentamiento con el poder (1 Re 21,17ss). La reacción del poderoso no es la enmienda, sino la violencia (19s).

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