El éxodo del Mesías. 28-36. Ocho días (“seis” en Mt 17,1 y Mc 9,2, aludiendo a la creación del hombre) en relación con el mundo definitivo, la tierra prometida inaugurada con la muerte-resurrección de Jesús (“siete”, número de la creación visible: “ocho”, más allá de esta creación). Menciona a Juan antes que a Santiago (cf. 8,51; no en 5,10; Mt 17,1; Mc 9,2): en Lc, Pedro y Juan serán protagonistas en la primera comunidad.
Oración de Jesús: los tres discípulos más señalados deben comprender la índole de su mesianismo (9,21) (28s). El monte, cf. 6,12. Dos hombres (30), Moisés y Elías, que aparecerán de nuevo (24,4; Hch 1,10); representan la Ley y los profetas (el AT); que conversaban con él, como Moisés con Dios en la tienda, para recibir instrucciones (Éx 34,35); la validez o caducidad de los escritos del AT se juzga a partir de Jesús; éxodo (31): liberación definitiva, la muerte-resurrección, a partir de Jerusalén (centro que ejerce la opresión); así se cumplirá lo anunciado en el AT.
Sueño de los discípulos (32), como antes de la Pasión (22,45): aferrados al nacionalismo judío, se desentienden del contenido de la visión, no quieren saber de la muerte de Jesús. Pedro quiere asegurar la permanencia de Moisés y Elías; intenta integrar el mesianismo de Jesús en las categorías del AT (tres chozas, alusión a la fiesta de las Chozas, de carácter fuertemente mesiánico) (33).
La nube (34), símbolo de la presencia divina; reacción, el miedo, como en el AT (cf. 1,13.30; 2,10; 5,10). La voz del cielo corrige a Pedro: sólo han de escuchar a Jesús; el AT no puede dirigirse directamente a los discípulos, sino sólo a través de Jesús (35). Los discípulos no quieren que otros sepan eso (36).
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